MONITOREO DE NITROGENO EN POST-EMERGENCIA: LA OTRA MITAD DEL PARTIDO
La fertilización nitrogenada en trigo y cebada no se termina de definir en presiembra. Si bien el diagnóstico inicial es clave para estimar la dosis de base, muchos lotes quedan a mitad de camino si no se monitorea el estatus nutricional durante el ciclo del cultivo. El monitoreo en planta con sensores locales o remotos en estadios vegetativos y reproductivos tempranos, permite ajustar a tiempo la dosis, evitar deficiencias y maximizar el potencial del cultivo.
En campañas con lluvias abundantes, como la actual, se incrementa el riesgo de lavado de nitrato. Por eso, los análisis en presiembra pueden disminuir su eficacia dado que la demanda de nitrógeno (N) del cultivo se incrementa a partir de macollaje. En estos casos, el monitoreo a partir de un nudo, con sensores como SPAD o GreenSeeker, es clave para detectar desbalances a tiempo y definir las dosis de refertilización.
Primero lo primero: diagnóstico inicial
Antes de sembrar, la determinación de N-nitrato en 0-60 cm y Nan (nitrógeno anaeróbico) en 0-20 cm, permite estimar la oferta inicial y potencial de nitrógeno (N). Este paso es clave para ajustar la dosis en función de la mineralización esperada. El Nan representa el potencial de mineralización de N y cada ppm de dicho indicador aportaría entre 2 y 2,4 kg N/ha durante el ciclo del cultivo de invierno. Esta información mejora la estimación de la dosis base y reduce la incertidumbre, especialmente en suelos con adecuada salud edáfica, es decir, con un menor grado de degradación.
Además, como lo mencionamos en comunicaciones previas (SINTONÍA FINA, LO QUE MARCA EL INICIO DE LOS CULTIVOS DE INVIERNO) se recomienda repetir la determinación de nitrato en suelo en 3-4 hojas cuando se presenten condiciones que puedan haber modificado sustancialmente la disponibilidad inicial de N, como:
- excesos hídricos (lavado de nitrato),
- antecesores que generen penalidades (por ejemplo, maíz) o créditos de N (por ejemplo, soja),
- incremento de la temperatura del suelo y, por ende, mayor concentración de nitrato respecto a la situación inicial.
📌Este muestreo complementario solo es válido en zonas donde no se haya aplicado fertilizante nitrogenado.
En segundo lugar, un monitoreo activo: franjas, ISN y decisiones
A partir del primer nudo hasta emergencia de hoja bandera (Z31-Z39), se recomienda utilizar sensores como el medidor de clorofila SPAD 502 que permite determinar el índice de verdor de la hoja (IV) o el sensor remoto Green Seeker que determina un tipo de índice de vegetación denominado NDVI, ambos han sido propuestos para monitorear el estado nutricional del cultivo. Para esto, se debe realizar una franja de suficiencia de N en el lote (Figura 1). La metodología de franjas de referencia consiste en aplicar N extra en una franja del lote (doble o triple pasada de la dosis inicial del lote) y comparar entre ambas zonas (franja vs lote). El Índice de Suficiencia de N (ISN) se calcula como:

Figura 1. Imagen de un lote con franja de suficiencia de nitrógeno.
A modo de ejemplo, en la Figura 2, se presenta un modelo que permite estimar la dosis óptima económica para el cultivo de trigo y cebada en función del ISN en el periodo que va desde un nudo (Z31) hasta hoja bandera (Z39). En base al modelo de la Figura 2 y considerando un ISN de 90%, la dosis de N a aplicar sería de 50-55 kg ha-1, lo cual permitiría obtener una respuesta promedio en rendimiento de 800-1000 kg ha-1. Además, valores de ISN mayores a 94% indicarían situaciones de suficiencia de N (Figura 2). Ahora bien, considerando el contenido de proteína en grano, valores de ISN de 94% en Z39 también permitirían lograr adecuados contenidos de proteína en trigo (10,3%) y cebada (9,5%). Aplicaciones de N en estadios más avanzados (espigazón) de cebada o trigo, con el objetivo de incrementar los niveles de proteína en grano, han logrado en promedio aumentos de solo 0,75-1%, lo cual remarca la importancia de construir una planta con adecuada disponibilidad de N desde el inicio del cultivo. Por lo tanto, si bien existe la posibilidad de corregir deficiencias hasta estadios reproductivos, el mayor impacto sobre rendimiento será durante encañazón mientras que aplicaciones posteriores de N incrementarán en mayor medida la concentración de proteína del grano.

Figura 2. Relación entre la dosis óptima económica (DOE) y el índice de suficiencia de nitrógeno (= valor de SPAD del lote/ valor de SPAD de la franja saturada con N) determinado en el estadio de un nudo (Z31) y hoja bandera (Z39) de trigo y cebada. La DOE fue calculada con una relación insumo producto de 6:1 (6 kg de trigo para pagar un kg de N). Fuente: Grupo Relaciones Suelo-Cultivo (Unidad Integrada Balcarce)- Nutriencia (https://intabalcarce.shinyapps.io/Nutrientes_suelo/).
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