SINTONÍA FINA LO QUE MARCA EL INICIO DE LOS CULTIVOS DE INVIERNO
Estamos por iniciar una nueva campaña de cultivos de fina, para lo cual es fundamental contar con adecuada disponibilidad hídrica en el suelo para la siembra de los mismos. En la Figura 1 se muestra el porcentaje de agua en el suelo con respecto al máximo posible hasta 1 m de profundidad acumulado al 20 de abril. Como se puede observar, en gran parte de la región pampeana la disponibilidad hídrica en el suelo es superior al 90%, excepto en parte de San Luis, Santa Fé y Córdoba y el este de la provincia de Buenos Aires.

Figura 1. Porcentaje de agua en el suelo con respecto al máximo posible hasta 1 m de profundidad acumulado al 20 de abril de 2025 (Fuente: SEPA-INTA).
Ante este escenario, es de esperar una baja disponibilidad inicial de nitrógeno (N), por lo que se debería poner el foco en el manejo inicial de este nutriente. Además, muchos lotes aún no han sido cosechados, por lo cual el tiempo de barbecho será muy corto y, por ende, el dato de N-nitrato seguramente sea muy bajo a la siembra de los cultivos.
Si bien recién estamos comenzando a recibir muestras de suelos de lotes destinados a cultivos de fina, las primeras muestras originarias del sudeste bonaerense, muestran un contenido promedio de N-nitrato en los primeros 60 cm del perfil de alrededor de 30 kg ha-1. Por lo cual, desde el área técnica de FERTILAB recomendamos:
1) realizar un muestreo inicial de suelo 0-20 cm para determinar la oferta potencial de N (Nan) junto a las demás variables como fósforo, materia orgánica, cinc;
2) realizar un segundo muestreo hasta los 60 cm en 3-4 hojas del cultivo para determinar la oferta actual (N-nitrato) y poder ajustar la dosis de N junto con el Nan determinado en pre siembra y,
3) fraccionar la dosis de N, aplicando una parte del nitrógeno en macollaje.
Esta alternativa de doble muestreo tiene la finalidad de realizar una mejor evaluación de la disponibilidad de N para el cultivo. Además, la determinación de N anaeróbico (Nan) resulta una herramienta imprescindible para mejorar el diagnóstico, aún más bajo las condiciones antes mencionadas. Por último, realizar una franja de suficiencia de N (N no limitante, p.e. duplicando la dosis recomendada) para monitorear el cultivo durante su ciclo resulta ser una herramienta muy útil para realizar correcciones en estadios más avanzados.
Además, aprovechamos para contarles que hemos incorporado una nueva línea de trabajo, relacionada con la actividad enzimática del suelo. En primera instancia, nos enfocaremos en la cuantificación de la actividad de las enzimas ß-glucosidasa y arilsulfatasa, las cuales han sido propuestas como indicadores promisorios de la fertilidad biológica del suelo. Estas enzimas, asociadas principalmente a la dinámica del carbono-nitrógeno y azufre, respectivamente, no solo permiten detectar cambios en la salud edáfica derivados del manejo agrícola, sino que también complementan las evaluaciones químicas y físicas al proporcionar una visión integral del funcionamiento del sistema.
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