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Agua y Nitrógeno: ¿Las claves de la campaña de verano?
La nueva campaña gruesa inicia con un escenario marcadamente diferente al del año pasado. Mientras que en la primavera de 2024 llegábamos con suelos secos y niveles de nitrógeno inicial relativamente elevados, hoy observamos la situación inversa: perfiles de suelo con buena recarga hídrica en gran parte de la región pampeana, pero con niveles de nitrógeno disponible más bajos.
El monitoreo satelital (Figura 1) muestra que gran parte de la región pampeana se encuentran con perfiles entre 60 y 100% del agua útil, condición muy favorable de cara a la siembra de cultivos de verano. Sin embargo, La Pampa, Córdoba y el sudoeste bonaerense presentan reservas hídricas más ajustadas, en general por debajo del 40% de la capacidad máxima, lo cual plantea un riesgo de limitación hídrica temprana para los cultivos en esas zonas. Ésta marcada heterogeneidad en la oferta de agua inicial obliga a pensar estrategias diferenciadas de manejo del nitrógeno.
En la Figura 2 se presentan los resultados del análisis de 4885 muestras de suelo provenientes de 2312 lotes/ambientes (n), remitidas al laboratorio durante los meses de agosto y septiembre para el análisis de nitrato, a partir de los cuales se calculó el nitrógeno (N) disponible en los primeros 60 cm del perfil. El Sudoeste bonaerense muestra mayores disponibilidades, con una media de 63 kg N/ha (n=211). Le siguen el Centro-Sur, con 57 kg N/ha (n=78), y la Zona Núcleo, con 50 kg N/ha (n=270). En la Cuenca del Salado el promedio se ubica en 44 kg N/ha, aunque con un menor número de lotes analizados (n=28). Hacia el Oeste bonaerense los valores descienden a 39 kg N/ha (n=145) y en el Centro provincial a 38 kg N/ha (n=40). Los promedios más bajos se registran en el Sudeste bonaerense, con 34 kg N/ha (n=1449), y en el Norte de Buenos Aires, con 30 kg N/ha (n=91).
Los gráficos de caja ponen en evidencia una alta variabilidad intraregional, con situaciones contrastantes. A modo de ejemplo, considerando solo la "foto inicial" de N, sería posible producir entre 1 a 3 t/ha de maíz según zona y condición. Esta heterogeneidad reafirma la conveniencia de un diagnóstico específico por lote o ambiente para definir dosis y momentos de aplicación ya que la disponibilidad inicial dependerá no sólo de las precipitaciones ocurridas durante los meses anteriores, sino que también del manejo, profundidad de la napa y la historia de fertilización.

Figura 1. Porcentaje de agua en el suelo con respecto al máximo posible al 20 de septiembre de 2025 (Fuente: https://sepa.inta.gob.ar/).

Figura 2. Nitrógeno (N) disponible en el perfil (0-60 cm) para distintas zonas de la región Pampeana elaborado con los resultados de muestras remitidas al laboratorio. Referencias: Bs. As.: Buenos Aires; n: cantidad de lotes analizados por región. Fuente: Base de datos del Laboratorio Fertilab, Agosto-Septiembre 2025.
Como se mencionó, la campaña 2024/25 estuvo marcada por un escenario particular: suelos secos y niveles de nitrógeno relativamente altos en la mayoría de las regiones. En contraste, la presente campaña muestra un panorama inverso. Los perfiles de suelo llegan con mayor recarga hídrica, lo que eleva las expectativas de rendimiento en gran parte de la región pampeana y, por ende, la demanda de N. Sin embargo, los niveles de nitrógeno son más bajos en las zonas húmedas, lo que obliga a un manejo nutricional más preciso. Por el contrario, en los ambientes del oeste y sudoeste, donde la oferta de agua es más restringida, se observa una mayor disponibilidad inicial de N, aunque en este caso el desafío estará dado por la capacidad de sostener altos rindes frente a la falta de humedad inicial.
En todos los escenarios, la alta variabilidad entre lotes y ambientes pone de manifiesto la importancia de un correcto diagnóstico inicial de la fertilidad, que permita definir dosis y momentos de aplicación con mayor precisión. En este contexto, cobra especial relevancia el análisis de Nan (N anaeróbico), ya que brinda una estimación del potencial de mineralización de N del suelo y permite afinar el cálculo de la dosis final a aplicar.
¿Cómo manejar eficientemente el nitrógeno?
Desde el área técnica del laboratorio recomendamos:
1) Realizar el muestreo inicial de suelo para determinar, además de los otros nutrientes (principalmente fósforo, azufre, cinc y boro), la oferta actual (N-nitrato) y potencial (Nan) de N.
2) Volver a controlar N-nitrato en 4-5 hojas sobre franja testigo sin aplicación previa de dicho nutriente.
3) Realizar una franja de suficiencia de N (duplicando o triplicando la dosis recomendada) para monitorear el N durante el cultivo, herramienta muy útil para realizar correcciones en estadios más avanzados.
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