El FÓSFORO, la base para los altos rendimientos
La recomendación de fertilización fosfatada se basa en el diagnóstico de fertilidad a partir del análisis de suelo
del P extractable (P Bray) a 0-20 cm. Para maíz es ideal ubicarse por arriba del rango crítico de P Bray de 12-14 ppm, el cual varía según la textura de los suelos (Fig. 4).
La recomendación a partir del análisis puede orientarse a satisfacer las necesidades del cultivo, también
llamada Suficiencia, o a mejorar/mantener los niveles de P Bray del suelo, Reconstrucción y Mantenimiento. La Tabla 1 muestra recomendaciones generales sugeridas para distintos niveles de P Bray del suelo y según el
rendimiento objetivo:
• Las dosis de Suficiencia sugeridas dependen del nivel de P Bray y consideran solo el cultivo de girasol siguiente.
• Las dosis de Reconstrucción y/o Mantenimiento buscan elevar niveles bajos a 20 ppm y mantener
niveles altos de P Bray (entre 20 y 30 ppm). En este caso se estima que para subir 1 ppm de P Bray se
requiere aplicar 3 kg de P por arriba de la remoción de grano de los cultivos (Tabla 1), pero este valor
varía entre 2.5 y 4 kg P por ppm P Bray. Para reponer el P removido en granos se estima una
concentración promedio de 6 kg P por tonelada de grano (Tabla 1).
Las recomendaciones sugeridas en la Tabla 1, además de depender el nivel de P Bray y rendimiento, variarán
de acuerdo a la relación de precios fertilizante/grano, el capital disponible y la percepción frente al riesgo.
Figura 4. Rendimiento relativo de girasol en función del nivel de PBray-1 (0-20 cm) a la siembra. Los valores del
recuadro indica el rango crítico de PBray-1 para obtener 90% del rendimiento relativo. Fuente: A partir de Ustarroz y Boga (2002) y Zubillaga y col. (2002).
Tabla 1. Recomendaciones sugeridas de fertilización fosfatada para girasol según niveles de P extractable
(ppm P Bray, 0-20 cm) y rendimiento objetivo (t/ha).
A modo de ejemplo, supongamos un lote con 9 ppm P Bray y un rendimiento objetivo de 3000 kg/ha:
• Dosis de Suficiencia sugerida sería de 10 kg P/ha.
• Dosis de Reconstrucción y/o Mantenimiento:
Dosis P = ((20 - 9) * 3) + (3 t/ha * 6 kg P/t))
Dosis P = (33 kg P/ha) + (18 kg P/ha)
Dosis P = 51 kg P/ha
En el caso de Reconstrucción y/o Mantenimiento lo recomendado es aportar los kg de P de reconstrucción a
lo largo de 3-6 años de manera de reducir las cantidades aplicadas por cultivo. Esto reduce el costo financiero
y la posibilidad de que se produzca un consumo excesivo de P (consumo de lujo). En el ejemplo anterior, los
33 kg P de reconstrucción se podrían aplicar en dosis sucesivas de 11 kg P/ha en tres años.
Respecto a la forma de aplicación de P, existen varios trabajos que han demostrado, para suelos con bajo nivel
de P Bray y/o para dosis bajas de fertilización, una mayor eficiencia de la aplicación en la línea respecto al
voleo. Las diferencias entre sistemas de aplicación es menor cuando mayor es el nivel de P Bray del suelo o la
dosis de P aplicada. Las aplicaciones al voleo anticipadas alcanzan eficiencias similares a la aplicación en línea
con P Bray de 10 ppm o mayor y con dosis de 20 kg/ha de P o mayores. Son especialmente útiles en planteos
de Reconstrucción y/o Mantenimiento que generalmente utilizan dosis de fertilización altas.
El plus del azufre
Si bien los requerimientos de S son sensiblemente menores a los de otros nutrientes como el N y K, varios
trabajos han determinado respuestas en varios cultivos a la aplicación de S en diferentes zonas de la región
pampeana. En girasol, las respuestas al agregado de S son menos frecuentes y en general no superan los 300-400 kg ha-1. En general, la relación histórica de precio de grano por kg S es de 10:1, lo cual evidencia la
rentabilidad de la práctica de fertilización sin considerar su efecto residual. El mismo suele ser elevado tanto
por las características del suelo como por el menor índice de cosecha del S respecto a N y P.
La principal reserva de S del suelo es la materia orgánica, al igual que la de N y una gran parte del P. El
diagnóstico se basa en identificar los lotes deficientes a partir de las siguientes observaciones:
• Caracterización del ambiente.
• Suelos con bajo contenido de materia orgánica, suelos arenosos.
• Sistemas de cultivo más intensivos, disminución del contenido de materia orgánica.
• Análisis de S-sulfato: Nivel crítico menor de 7 ppm (0-20cm).
• Mineralización de S: niveles bajos de Nan, en girasol menos de 55 ppm (0-20 cm) en SE Buenos Aires.
• Presencia de napa o uso de riego: Frecuentemente las napas y las aguas de riego pueden contener
altos niveles de sulfato. Algo similar se observa en suelos con tosca por acumulación de sulfato.
• Balances de S en el sistema: Buscar balances neutros o levemente positivos.
¡Que no decaiga! El boro y su importancia en la floración
El girasol es un cultivo sensible a las deficiencias de boro, y suelen manifestarse con mayor frecuencia en suelos
arenosos y/o con baja materia orgánica. Los síntomas pueden observarse durante la emergencia (fallas en el
desarrollo y expansión de cotiledones), desarrollo vegetativo (pequeñas y deformadas, manchas pardorojizas) y durante el desarrollo del cultivo (rotura del tallo y caída de los capítulos, mal llenado de los capítulos,
adelantamiento de la madurez, etc.). Desde el punto de vista económico, la caída de los capítulos ("corte de
cuchillo") es el más importante dada su incidencia en la cantidad de granos cosechados. La respuesta histórica
a la fertilización con B en el oeste arenoso varía entre 300 a 400 kg/ha, sin embargo, en ensayos realizados en
el sur de córdoba la misma alcanzó 800 kg/ha. Las potenciales deficiencias de B pueden ser diagnosticadas a
partir de análisis de suelos siendo el umbral crítico sugerido de 0,5-1 ppm (0-20 cm).
Análisis de granos: ¿Monitoreo final?
Conocer la concentración de nutrientes en el grano, además de la concentración de aceite, puede indicarnos
si hicimos un manejo correcto de la nutrición del cultivo. Se han sugerido las siguientes concentraciones de
nutrientes en grano para cultivos de girasol sin limitaciones nutricionales:
¿Conviene fertilizar? ¿Los números dan?
Los niveles de EFICIENCIA más frecuentes de uso de los nutrientes en la región pampeana varían de 7 a 15 kg
grano por kg de N aplicado; de 20 a 45 kg grano por kg de P y 45 a 65 kg grano por kg de S en ambientes con
deficiencias de nutrientes. El COSTO (kg grano necesarios para pagar un kg de nutriente) varía históricamente
entre 3 y 6 kg/kg para N, de 10 a 16 kg/kg para P y de 4 a 8 kg/kg para S. Esto evidencia la RENTABILIDAD de
la práctica de fertilización, aún sin considerar el efecto residual de cada nutriente. Además, considerando los
niveles actuales de extracción de los distintos nutrientes mencionados, la residualidad en el suelo, sobre todo
de P y de S, y el reciclaje a través de los residuos de cosecha, es fundamental empezar a manejar la fertilización
en función del balance de nutrientes dentro de la rotación para una agricultura sustentable.
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