Una de Cal y otra de Arena:
Heladas tardías en cultivos de invierno, ¿mejor nutrición para verano?
Tal como mencionábamos en la anterior comunicación técnica
(Cultivos de verano: ¿podemos cosechar la sequía?), durante la
presente campaña de fina, la fuerte sequía y la ocurrencia de heladas tardías afectaron el
desarrollo de los cultivos de invierno. En algunos casos, si bien dichos cultivos podrán ser
cosechados, el rendimiento alcanzado será inferior al esperado y, en otros, la cosecha de los
mismos no será posible debido al fuerte impacto de ambas adversidades sobre el número
de granos y el llenado de los mismos. Ante esta situación, es importante utilizar los
conocimientos y las herramientas disponibles para maximizar el aprovechamiento de los
recursos.
En este contexto, se puede optar por enrollar ese cultivo de trigo o cebada que ha visto
comprometido su desarrollo para ser aprovechado como alimento para los animales. Por
otra parte, otra opción podría ser corta-picar los mismos y dejarlos en superficie para que
los próximos cultivos en la rotación puedan aprovechar los nutrientes acumulados en
planta, favoreciendo también la acumulación de agua en el perfil. Gran parte de los
nutrientes absorbidos por el trigo o cebada, quedan en la parte vegetativa de la planta, al no
haber sido utilizados o translocados a grano. Estos nutrientes estarán disponibles para el
cultivo siguiente según condiciones de temperatura y humedad, de alguna manera
funcionando como un cultivo de cobertura o de servicio que provee nutrientes (N, P, S) al
cultivo de renta siguiente.
Las últimas precipitaciones ocurridas han
vuelto el escenario actual más alentador para los cultivos de verano, por lo tanto, es
fundamental conocer la disponibilidad actual de nutrientes en el suelo, mediante un
adecuado muestreo. Sumar el aporte de nutrientes, como N, de un cultivo de invierno
fallido a la disponibilidad actual en el suelo permitirá ser más preciso y eficiente en el
manejo del cultivo de verano.
Se recomienda destinar los cultivos de maíz, girasol y sorgo, a los lotes con mayor
disponibilidad de nutrientes, sobre todo de nitrógeno. En cambio, los lotes menos
productivos o con menor disponibilidad de N pueden ser destinados a soja. Esto permitirá
no solo mejorar la nutrición y producción de dichos cultivos sino también reducir el costo de
la fertilización y atenuar de alguna manera los efectos negativos de la sequía y de las
heladas ocurridas sobre los cultivos de fina.
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